Revolución industrial y capitalismo
Las transformaciones sociales que provoca el crecimiento
industrial terminaron por trastocar el Antiguo Régimen, basado en la
organización feudal y la monarquía, en lo político, y la hegemonía de la
producción agraria.
El término Revolución Industrial se relaciona con la
industrialización a la inglesa y con la Revolución francesa. El vapor impulsa
el ascenso social de la burguesía.
Tortella delimitaba el término capitalismo como el sistema
político implantado con la Revolución Industrial o, si se quiere, el sistema
socio-económico que sustituyó al Antiguo Régimen.
Tanto el ferrocarril como en el textil buena parte de la
maquinaria y la tecnología era importada, por tanto el atraso tecnológico
podría incorporar factores organizativos, de comercialización, de innovación
empresarial, etc…difíciles de cuantificar pero que sin duda repercuten en la
baja manera de la productividad industrial durante el XIX.
La Revolución Francesa de 1789, refunde totalmente el
aparato de Estado poniendo nuevas instituciones administrativas, judiciales y
financieras en armonía con los principios generales de la sociedad burguesa y
del Estado liberal. Representa un corte violento con el absolutismo del Antiguo
Régimen, fundado en la teoría del derecho divino, garante de los derechos de la
aristocracia y la fragmentación feudal del mercado nacional mediante las
aduanas interiores. Se declara la separación de la Iglesia y el Estado laico,
quien por la doctrina de la soberanía nacional pasa a ser emanación del pueblo,
fundado en el libre contrato de sus miembros. La aristocracia y el clero noble
pierden la Bastilla, el poder político y con el las rentas, el poder económico.
En esta lucha se forma la conciencia nacional y el Estado central.
Pero estas transformaciones se realizarán durante procesos
muchos más largos fuera de Francia. En España, la Corona y las clases
dominantes siguieron con atención y pavor los sucesos revolucionarios y se
apresuraron a poner en marcha las medidas que consideraron más eficaces para
evitar una repetición de esos espantos revolucionarios. El objetivo político se
consiguió identificados con traidores desde la invasión napoleónica.
Pero es la industria moderna, movida por máquinas de vapor,
la textil algodonera que suministra artículos para el consumo de masas la única
capaz de alcanzar un tamaño notable. Lo mismo ocurre con la siderurgia,
especialmente cuando la potente demanda de sus productos para construir los
ferrocarriles en modernos establecimientos siderúrgicos.
Según la nueva historia de la Revolución Industrial
británica las primeras fases de la industrialización durante el XVIII no
parecen haber diferenciado los índices de crecimiento económico ingleses de los
franceses. Éstos incluso superaron la capacidad productiva británica antes de
la Revolución Francesa. Solo a partir de comienzos del siglo XIX la economía
británica alcanzó una clara superioridad.
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