Constantemente somo envueltos en una etiqueta, ya sea porque estamos gordos, flacos, solteros, con hijos, sin hijos, viudos, divorciados, porque somos guapos o feos, porque estudiamos, trabajamos, somos hijos, padres, hermanos, primos o novios, por lo que sea, siempre necesitamos de una etiqueta que nos indique que lugar ocupamos en la vida de alguien o ante nuestros conocidos.
De lo que nos olvidamos es de las características de esas etiquetas, no importa la etiqueta en sí, lo relevante es qué nos va a caracterizar, porque ya lo hemos visto buenos padres que no dan amor, personas que son nuestros amigos que se olvidan de nosotros, hijos que olvidan a sus padres después de que ellos dieron la vida por su bienestar, en este momento es cuando debemos recordar que nos hace una sociedad: ¿El simple hecho de compartir una zona geográfica o es la verdadera interacción preocupación por aquellos individuos que vemos recorrer las grandes calles de la ciudad? pero, ¿De qué nos quejamos? si también a la sociedad que pertenecemos le ponemos una etiqueta. ¿Cómo vemos a nuestra sociedad? esa sería la pregunta más importante, porque al identificar las características de la sociedad en la que vivimos, podremos identifiar nuestras características, aquellas de las que estamos orgullosos y otras que solo dejamos pasar por alto por temor a ser juzgados por otras sociedad.
Dicen que el mexicano es muy flojo, nosotros nos quejamos de esa gente que es floja, pero ¿Acaso nosotros no lo somos también? Entonces: ¿Cómo podemos criticar algo de lo que somos parte?
No solo se trata de hacer cosas diferentes, sino de tener una participación sustancial en la sociedad para mejorarla, porque entonces seríamos seres individuales en busca de nuestro bien común y no en el de la sociedad.
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